jueves, 10 de abril de 2014

Cultivando ciudades más verdes en América Latina y el Caribe

Un nuevo informe de la FAO destaca la agricultura urbana y peri-urbana en 10 ciudades principales de la región

8 de abril 2014, Santiago de Chile - Un nuevo informe de la FAO indica que la agricultura urbana y periurbana está muy extendida en América Latina y el Caribe, pero que para aprovechar todo su potencial requiere un mayor apoyo de los gobiernos nacionales, estatales y locales de la región.

Photo: ©AGRUPAR
Agricultores urbanos en Quito, Ecuador.
Ciudades más verdes en América Latina y el Caribe” se centra en los progresos alcanzados en la consecuciónde ciudades dónde la agricultura está reconocida en las políticas públicas y se incluye en las estrategias de desarrollo urbano. Se basa en los resultados de una encuesta en 23 países y datos de 110 ciudades y municipios.

El nuevo informe, presentado en el Foro Urbano Mundial en Medellín (Colombia), incluye perfiles de la agricultura que se practica dentro y alrededor de ciudades como La Habana, Ciudad de México, Antigua y Barbuda, Tegucigalpa, Managua, Quito, Lima, El Alto (Bolivia), Belo Horizonte (Brasil) y Rosario (Argentina).

La investigación de la FAO muestran que 90.000 residentes en La Habana y el 20% de los hogares urbanos de Guatemala y Santa Lucía practican la producción de alimentos. En las principales ciudades y municipios de Bolivia, 50.000 familias son productoras de alimentos. En Bogotá, 8.500 familias producen alimentos para consumo doméstico.

La principal ventaja de la agricultura urbana y periurbana es la de proporcionar un mejor acceso a los alimentos a familias de bajos ingresos. No obstante, la encuesta también indica que en 16 de los 23 países estudiados, los agricultores obtenían algunos ingresos con esta actividad. 

En muchos programas de agricultura urbana y periurbana de América Latina y el Caribe, hay una clara tendencia hacia la adopción de tecnologías y prácticas agrícolas que producen más alimentos, y de mejor calidad, a la vez que optimizan el uso de los recursos naturales y reducen la dependencia de las sustancias agroquímicas. 

Cabe destacar casos como el de Rosario (Argentina), donde las hortalizas son 100% orgánicas y los horticultores cultivan sobre sustratos de compost de alto rendimiento. En Managua, los agricultores urbanos enriquecen el suelo con fertilizantes obtenidos con la fermentación anaeróbica de desechos domésticos. En El Alto (Bolivia), un proyecto instaló en pequeños invernaderos de fabricación local huertos hidropónicos que producen casi una tonelada de hortalizas al año.

Otra tendencia de América Latina es la propagación de las “ferias bio’’, que venden alimentos orgánicos de producción local. Muchos agricultores urbanos se han incorporado a la cadena de valor como procesadores intermedios o finales de jugos de frutas, verduras, carnes, alimentos enlatados, lácteos, aperitivos y cosméticos naturales.

La agricultura urbana y periurbana se ha convertido en proveedora de diversos programas institucionales de alimentación. En la Habana, por ejemplo, la agricultura urbana y periurbana suministró en 2013 alrededor de 6 700 toneladas de alimentos para casi 300.000 personas en escuelas, centros de salud pública y hospitales.

El necesario apoyo de los gobiernos
La FAO afirma que para crear ciudades más verdes es necesario el apoyo de los gobiernos. Sin embargo, solamente doce de los 23 países estudiados tienen políticas nacionales que promueven expresamente la agricultura urbana y periurbana. El estudio también ha constatado que este tipo de agricultura muchas veces no figura en la planificación y ordenación del uso de la tierra en las ciudades de América Latina y el Caribe.
La buena noticia es, sin embargo, que  la agricultura urbana y periurbana está claramente reconocida en el ámbito de las instituciones nacionales. En Bolivia, por ejemplo, el Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural pondrá en marcha, con la asistencia de la FAO, un Programa nacional de agricultura urbana y periurbana en 2014.

En un número creciente de ciudades, la agricultura urbana y periurbana es reconocida en planes de desarrollo urbano, como el caso de Rosario, donde el municipio está construyendo un “circuito verde” de tierras agrícolas que atraviesa y rodea la ciudad. La producción de alimentos también está reconocida como uso legítimo no residencial de la tierra, a la par que el comercio, los servicios y la industria, en la ciudad de Belo Horizonte (Brasil).

La FAO subraya que la satisfacción de las necesidades alimentarias urbanas requiere no sólo de agricultura urbana y periurbana sino también de sistemas alimentarios que suministren una gran variedad de productos –y los distribuyan- a zonas urbanas en expansión, la comprensión de sus estructuras, del impacto de sus actividades en la inocuidad y calidad alimentaria, y como podrían excluir a los sectores vulnerables de la población urbana. Abordar las deficiencias de sistemas alimentarios complejos requiere un fuerte compromiso político, planes de desarrollo regional y alianzas público-privadas eficaces.

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